La Asociación Malión, organizadora del Festival de Cuentos ‘En Úbeda se cuenta’ que lleva dos décadas llenando la ciudad de historias en torno a la noche de San Juan, ha mostrado su intención de desarrollar la que será su vigésimo primera edición, aunque seguramente no como estaba planificada. El colectivo dice tener claro que el Festival de Cuentos se celebrará en las fechas previstas, como siempre, pero aún no está cerrada la nueva configuración y la nueva estructura, pues tendrá que atenerse a las directrices y normativas sanitarias, sociales y culturales vigentes. Malión afirma que quieren llevar a cabo el evento por diferentes motivos. Por un lado, porque el mundo de la cultura es uno de los más afectados por la crisis económica, y su actividad profesional, en general, y la narración oral, en particular, que necesitan tanto del encuentro y del público en directo, «se han quedado en el paro».
Por otro lado, porque quieren agradecer las veinte ediciones pasadas, que algunas salieron gracias al sacrificio de muchos narradores y narradoras que pasaron por el certamen ubetense de forma no lucrativa. Y de la misma forma desean dar las gracias también a los colaboradores del pequeño y mediano comercio y de empresas locales el esfuerzo que año tras año, desde 2000, vienen haciendo en favor de ‘En Úbeda se cuenta’. En este año, «también de crisis para ellos», no se les solicitará esa ayuda económica.
Malión recuerda también que siguen adelante porque cuentan con la colaboración económica del Ayuntamiento, gracias al convenio suscrito, y de una entidad financiera, que facilita su realización.
Y la asociación destaca igualmente que, gracias a la infraestructura on-line con la que cuenta la UNED en su sede de Úbeda y, sobre todo, a la apuesta decidida de esta institución por desarrollar el segundo ciclo de conferencias sobre la narración oral a través de internet, dentro de unas semanas llegará la primera parte de este festival. La programación se presentará en unos días.
Por último, Malión sigue adelante porque quiere que los cuentos, la palabra y la oralidad se conviertan, ahora más que nunca, «en esa vacuna tan necesaria contra la tristeza, contra el odio, contra la rabia, contra el miedo», ofreciendo «a niñas y madres, a abuelos y nietos, a jóvenes y zangalitrones, a quien tenga oídos para escuchar y corazón para entender, las mejores historias, las mejores leyendas, los mejores cuentos contados».