El Ayuntamiento de Rus ha presentado, en el día de hoy, en el consistorio ante los medios el informe arqueológico del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA con el que posteriormente se solicitará la declaración de BIC para el yacimiento de El Altillo.
Tras el proceso arqueológico de valoración del nivel de conservación de los restos, se ha elaborado el informe por parte del Instituto de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA con el que el Ayuntamiento de Rus podrá proponer nuevas actuaciones de protección e investigación de los restos. En este sentido, Manuel Hueso ha recalcado la importancia de contar con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) del sitio arqueológico, lo que permitiría al consistorio poder acceder a fondos, tanto públicos como privados, para acometer las futuras intervenciones.
La intervención arqueológica en este paraje de olivar, ubicado en el término municipal de Rus, en concreto a un kilómetro de la localidad, fue autorizada por la vía de urgencia por la Consejería de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía, con la financiación del Ayuntamiento de Rus, que adjudicó en concurso público la investigación de los restos arqueológicos al Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA.
La intervención en ‘El Altillo’ vino motivada por el hallazgo fortuito de fragmentos de mosaico. A propuesta del Ayuntamiento de Rus, se realizó un trabajo previo de micro-prospección superficial y prospección con georrádar. Los resultados de ese primer trabajo de evaluación del potencial arqueológico del yacimiento, llevó a plantear una segunda fase de actuación, con el objetivo de evaluar el nivel de conservación de los restos detectados y proponer posibilidades de investigación y gestión para el consistorio. La intervención tuvo como objetivo documentar las estancias con los restos de mosaicos que podrían verse afectados por trabajos agrícolas y expolio, así como determinar la naturaleza de los restos de construcciones diseminadas por una serie de parcelas próximas, trabajos autorizados por los propietarios de las parcelas, que facilitaron el acceso a los terrenos.
Los restos documentados corresponden a una extensa villa romana, con ocupación entre los siglos I y V, si bien la mayor parte de las construcciones hasta ahora documentadas corresponden al siglo IV. De entre los restos descubiertos, destaca un edificio residencial de gran tamaño donde se localizan los restos de mosaicos, entre ellos un mosaico con decoración geométrica de unos 9 metros de anchura por unos 18 de longitud, que constituye uno de los mayores conocidos en el sur peninsular y la conservación de algunas áreas productivas (un alfar para la producción de tejas y una almazara para la producción de aceite). Además de otras construcciones diseminadas, se ha delimitado un espacio funerario, una necrópolis asociada a este momento bajoimperial.
El equipo de arqueólogos, dirigido por Marcos Soto Civantos y José Luis Serrano Peña, ha contado con el apoyo de los servicios técnicos y laboratorios del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica, así como del Departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de la UJA. Por su parte, el Ayuntamiento de Rus ha proporciono los empleados para los trabajos manuales de excavación y la infraestructura necesaria.
La zona nuclear del yacimiento la componen en torno a dos hectáreas, donde ya se conoce que existen restos y que se encuentra actualmente delimitada, lo que no descarta, tal y como explicaba José Luis Serrano, que existan otras áreas en el entorno con otras edificaciones dispersas.