“No somos molinos, somos gigantes”
El ser humano es capaz de imaginar, de abstraerse y reflexionar. Al usar la imaginación proyectamos lo que sería posible para que se haga posible y nuestro cuerpo reacciona a esa proyección tal y como si lo estuviera viviendo en ese momento. Este es el alimento del teatro.
Cuando un actor (David García Intriago. Compañía La Líquida. “Hambre”) arenga al público para que todos, al unísono, griten con pasión “No somos molinos, somos gigantes” se produce un acto reivindicativo de empatía, un momento único en el que aceptamos el juego de imaginación colectiva que nos da el poder para transformar la sociedad.
Esta es la línea de programación que un año más ha sorprendido y emocionado al público fiel de La Muestra. Propuestas multidisciplinares en espacios no convencionales, a veces propios, como en el caso del espectáculo “Calor” de Jean Philippe Kikolas, donde se albergaba de manera íntima a un aforo reducido de unas 50 personas.
También hubo lugar para propuestas más fronterizas y arriesgadas como “Circ Obsolet” de los Valencianos La Panda de Yolanda o más cercanos al clásico Bululú del siglo de oro como “Hambre” de La Líquida. Se han revisitado y tamizado lenguajes como el cine mudo de la mano de El Perro Azul con su espectáculo “Globe Story” o el circo, que se reinventa una y otra vez para continuar siendo el mayor espectáculo del mundo, tuvo en Torreperogil a uno de sus más reconocidos representantes; los granadinos Vaivén Circo que presentaron su último espectáculo “Esencial”.
El cine también ha encontrado su hueco con el estreno mundial de la película “12 palabras” del cineasta Juan Antonio Anguita. Un largometraje rodado íntegramente en Torreperogil.
Las artes escénicas estiran sus límites y son cada vez más permeables a nuevos lenguajes, sin olvidar la esencia y el camino recorrido. Son el compromiso de sus creadores por seguir compartiendo instantes de comunión con un público que aprende y crece de su mano. Al menos así es como se vive en Torreperogil.
