El historiador Antonio Ortega Ruiz, ofreció el pasado jueves, en el salón de actos de la Escuela de Artes Gaspar Becerra, una documentada conferencia sobre el «Nacimiento y ocaso de la Universidad de Baeza». Una actividad organizada por el Ateneo incluida en el ciclo mensual dedicado a Baeza, sus personajes, su historia, patrimonio y su cultura.
Como explicaba el historiador baezano la universidad de la ciudad patrimonio estuvo funcionando desde el primer tercio del siglo XVI hasta el primer tercio del siglo XIX. Un centro universitario que, tal y como remarcaba Ortega, tuvo un gran prestigio durante gran parte de su historia.
Entre los aspectos más destacados de la disertación, que tal y como puntualizaba Antonio Ortega se trataba de una conferencia de carácter divulgativo, tienen especial relevancia su periodo de formación y consolidación, durante el siglo XVI, gracias a la dirección de Juan de Ávila y sus discípulos más directos por su seriedad, calidad en la enseñanza y en general porque fue un núcleo del humanismo y del reformismo. Contradictoriamente, ahondaba Ortega, se trata de una universidad de mucho prestigio pero que por otro lado era perseguida, fundamentalmente, por los sectores más conservadores y reaccionarios de la sociedad y la iglesia de ese momento.
El segundo periodo de la universidad en el que se centraba Antonio Ortega abarca la época de estancamiento de la universidad baezana, que seguía viviendo de la importancia que tuvo en su momento, en el que entro otros puntos destacados cabe mencionar cuando ganaron el pleito al Convento de Santa Catalina de Jaén, que también quería ser universidad, por lo que la universidad de Baeza junto a los ayuntamientos de Úbeda y Baeza se mostraron en contra y tras muchos años de litigios ganaron el pleito denegando al Convento de Santa Catalina de Jaén la posibilidad de convertirse en universidad.
Así mismo, en este momento se realizó un hermanamiento con la Universidad de Salamanca, que reconoce los títulos del centro universitario baezano; periodo en el que además se crea la nueva facultad de cánones, a finales del S. XVII, que viene a sumarse a la de teología y filosofía ya existentes. Un momento en el que «aún estancada» la Universidad de Baeza «intenta adaptarse a los tiempos».
Para finalizar su disertación el historiador baezano, Antonio Ortega, analizó la etapa de crisis, perdida de valores, anquilosamiento y estancamiento de la universidad en sus enseñanzas y demás aspectos relativos al centro. En este marco, continuaba Ortega, es cuando se produce el primer cierre y su cierre definitivo en 1823.
En 1805 la universidad cerró sus puertas por primera vez y todos su bienes fueron trasladados a la Universidad de Sevilla y, una vez terminada la Guerra de Independencia, estos fueron devueltos en 1815 cuando la Universidad de Baeza reinició su actividad. En este marco, Ortega ponía de relieve el gran trabajo de inventario de todos los bienes de su biblioteca, capilla… que se realizó en este momento en contra posición a lo que se hizo en los años 80 del Siglo XX cuando los bienes de la capilla de San Juan desaparecieron y gran parte de la extensa biblioteca de la universidad se dispersó.
Una vez que finalizó la vida de la universidad todos los bienes fueron reclamados por la Universidad de Granada y el seminario de Baeza y, sin embargo, «en una de las pocas decisiones que pudo tener más o menos acertadas el Rey Fernando VII, uno de los peores reyes que haya tenido este país, decidió que los bienes de la universidad pasaran a ser bienes de un colegio de humanidades, que era según la terminología del momento una especie de secundaria, fueran para ese colegio», centro que cambió su nombre hasta terminar denominándose Instituto de Enseñanza Secundaria Santísima Trinidad, espacio donde actualmente se encuentran algunos de los bienes, que a día de hoy se conservan, de la Antigua Universidad de Baeza.