Santa María del Alcázar, amanecía entre fragancias a flores en el altar, que las monjas agustinas del Convento de Santa María Magdalena habían preparado con mucho mimo y cariño. La Reina de Baeza, se mostraba cercana en el presbiterio del templo, pero sobre todo, se mostraba feliz de estar en esta casa, que día tras día, es peregrinación para muchos baezanos y foráneos.
A las 12 de la mañana, el Rvdo. Sr. D. Domingo Antonio Pérez Fernández, Párroco de Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol y Capellán de la Real Archicofradía de los Patronos de Baeza, dirigiría el rezo del Regina Coeli, rezando junto a la comunidad religiosas y a los fieles congregados allí.
A las 7 de la tarde, se celebraría la Santa Misa, presidida por el Rvdo. Sr. D. Julián Moreno Palomares, Capellán del convento. Fue una celebración mariana, donde los fieles se acercaron a Jesús a través de María Santísima. En esta Santa Misa, participaría en la liturgia la Cofradía de la Caída, quienes realizarían ofrenda floral a la Santísima Virgen.
Con la llegada de la noche, las secciones baezanas de ANFE y ANE, se dieron cita en el Convento de Santa María Magdalena, para celebrar la vigilia eucarística en honor a San Pascual Bailón, patrón de estos movimientos eucarísticos.
Este año, ambas instituciones, celebraron esta vigilia en la casa de las madres agustinas recoletas debido a que la imagen de Santa María del Alcázar, Excelsa Patrona de Baeza, se encontraba en dicha casa. De esta manera, ambas instituciones, que tienen como madrina de sus secciones a la Virgen del Alcázar, se sumaron a esta misión mariana que se celebra en un contexto histórico para la iglesia de Baeza.
Comenzó la vigilia con el rezo del santo rosario, para continuar con la celebración de la Santa Misa, estando presidida por el Rvdo. Sr. D. Domingo Antonio Pérez Fernández, Párroco de San Andrés, Capellán de la Real Archicofradía de los Patronos y Capellán del turno “Virgen del Alcázar” de ANE. En su predicación, profundizó en la vida y espiritualidad de San Pascual Bailón, poniéndolo como modelo de todos y haciendo un llamamiento a vivir en santidad, teniendo como punto de partida la Eucaristía. En la misma línea, invito a los presentes a tener un corazón sencillo y humilde, para glorificar a Dios.
La Santa Misa, se prolongó con la exposición del Santísimo Sacramento y el turno de vela realizado por los adoradores. Durante una hora, se sucedieron salmos, lecturas, oraciones y tiempo para la oración personal. Finalizó este tiempo, con la bendición de Su Divina Majestad y la reserva.
Como colofón a la celebración, los consejos locales de ANFE y ANE, realizaron ofrenda floral a Santa María del Alcázar, la cual se mostraba cercana a todos sus hijos.
Las puertas del templo agustino se abrirían de nuevo en la jornada del miércoles día 18, para recibir a los alumnos del centro de educación infantil y primaria San Juan de la Cruz de la ciudad de Baeza. Comenzó esta visita con el rezo del Regina Coeli a las 12 de la mañana. A continuación, realizarían una ofrenda floral a Santa María del Alcázar, ofreciéndole además a la Virgen una letanía del Santo Rosario ante sus plantas. También, en dicha visita, los alumnos ofrecieron a la Santísima Virgen poesías, cartas y flores con mensajes de amor realizados por ellos. Tras pasar cerca de una hora piropeando a la Virgen, visitaron el sepulcro de la Venerable Sierva de Dios Sor Mónica toda de Jesús, para finalizar con una visita a los locutorios del templo, donde pudieron conversar con la comunidad de monjas agustinas recoletas.
El apostolado de Fátima y la asociación amigos de Sor Mónica, serían los encargados de participar en la celebración de la Santa Misa de las siete de la tarde y hacer ofrenda floral a la Santísima Virgen al término de la misma. Sería presidida por el Rvdo. Sr. D. Julián Moreno Palomares, Capellán del convento quien continúo acercando almas a Cristo a través de su Madre del Alcázar.
Dª. María Luisa Perales Galiano, camarera del Señor de la Caída, sería la encargada de despedir a la Santísima Virgen del Alcázar en nombre de toda la feligresía de este templo. En sus palabras emocionadas, decía, que no se trataba de una despedida, sino de un hasta luego, pues María continuaba su camino por las calles de Baeza y sus gracia y amor filial, seguiría por siempre entre los baezanos.
Era tarde de miércoles, eran las 8,15, era en la calle Magdalena, eran los costaleros del Señor de la Caída los que se encontraban bajo las parihuelas, había bullicio en la calle y se abrían las puertas del templo ¡Nada era casualidad! Antes de volver a las calles, Santa María del Alcázar se acercó por última vez a las proximidades del coro alto del convento, por donde entre sus rejas, las manos de las monjas despedían con un hasta pronto a la Virgen del Alcázar. Entre emociones, vivas, aplausos y la voz del capataz que decía: “Gracias por cuidarla tanto madres” marchaba de nuevo la Virgen a las calles de Baeza.
La banda de tambores y bombos de la Cofradía de la Caída, anunciaba en una ofrenda musical que la Reina de Baeza se encontraba de nuevo entre sus hijos. Y así, llegó a los paseíllos, donde en Jorge Manrique, los costaleros de Nuestra Señora del Rosario en sus misterios dolorosos portaban a la Virgen mientras el ultimo sol de la tarde alumbraba a María Santísima, la cual lucía en todo su esplendor, con el nuevo manto azul que una familia le había regalado con motivo de esta efeméride. En esta parte de la ciudad, los escudos de los reconquistadores de la ciudad, engalanarían el recorrido, siendo la Virgen el Alcázar y fortaleza de todos ellos.
En la cruz de los granadillos, tendría lugar un momento de oración por todos los baezanos difuntos. Mirando hacía el camino del cementerio, la Virgen cubriría a todos los baezanos que ya gozan de su presencia en el cielo. El Rvdo. Sr. D. Domingo Antonio Pérez Fernández, Párroco de Santa María del Al-cázar y San Andrés Apóstol y Capellán de la Real Archicofradía de los Patronos de Baeza, realizó una oración y responso por todos los fieles difuntos.
A lo largo de los años, han sido muchos los baezanos que han despedido en ese lugar a sus familiares más queridos: padres, madres, hijos, esposos, mujeres, hermanos….y fue por ello, por lo que se vivió un momento de recogimiento y oración y también, porque no decirlo, fueron momentos donde se vieron muchas lágrimas en los ojos.
Y en esa cruz donde se rezó por los fieles difuntos, se encontraba la Cofradía de las Ánimas de La Yedra, quienes durante tantos siglos han rezado y rezan por todos los fieles difuntos, especialmente por las ánimas benditas y por los difuntos que nadie se acuerda. Allí realizarían ofrenda floral a la Santísima Virgen y portarían a la Virgen durante unos metros.
A partir de este momento, la Virgen, llegaría al baezano barrio de ejido, donde sus vecinos la esperaban con el corazón vestido de festejo, desatándose locura y fervor por la Reina de Baeza. Enfermos e impedidos, niños y familias, ofrecían flores y petaladas a la Reina del Cielo.
Tuvo que desviarse la Señora del recorrido previsto, pues los alumnos del Conservatorio Bartolomé Ramos de Pareja, junto a sus profesores y familias, la aguardaban en las puertas del centro. Allí, más de un centenar de alumnos, realizarían una entrañable y bella ofrenda musical a la Santísima Virgen preparada con mucho cariño y entrega en las últimas semanas. Como no podía ser de otra manera, la misma finalizó con el canto de la salve y las ofrendas florales que allí realizaron el Conservatorio Bartolomé Ramos de Pareja, la Escuela de Adultos de La Loma y el AMPA del Colegio Público Ángel López Salazar.
Tras esta emotiva parada, la Virgen continúo por una de las zonas de la ciudad por donde viven más familias jóvenes. Las familias de este barrio, prepararon en la Plaza de las Norias una cariñosa bienvenida ¡todo el barrio estaba allí! Nadie se quiso perder este momento junto a la Madre de Dios. Desde primeras horas de la tarde prepararon al barrio para esta visita: macetas, colgaduras, flores, alegría desbordada, sus mayores y enfermos en primera línea y hasta un altar levantado para la ocasión por ellos con mucho cariño.
Una vez llegada la Virgen del Alcázar a dicha plaza, todo fue júbilo y amor filial a la Santísima Virgen. La banda escuela de la banda de música de Baeza, bajo la dirección de D. Juan de Dios Robles Lorite, ofrendó tanto a la llegada como a la salida de la Virgen a dicho emplazamiento una ofrenda musical. También, el coro infantil de San Andrés cantó y piropeó la Reina de las Familias, realizando dos jóvenes del barrio, una oración de consagración de los jóvenes a la Santísima Virgen del Alcázar. En este lugar, la Asociación “Lokas x el Basket” realizó ofrenda floral a la Santísima Virgen, donde además, se sumaron las ofrendas de muchas familias y vecinos de estas calles.
Entre aplausos y los gritos jubilo que decían: “gracias por venir a nuestro barrio”, la Virgen del Alcázar llegaría a la calle Trinidad, donde el coro infantil de San Andrés le volvería a cantar a la Reina de los Jóvenes mientras que una familia a su paso, hacía entrega de un obsequio a la Santísima Virgen.
Flores, flores y más flores al paso de la Santísima Virgen del Alcázar por la isla y todas las calles adyacentes de la zona alta del barrio. Enfermos, mayores y familias en la noche baezana, mientras que los costaleros del Señor de la Vera Cruz portaban en estas calles a la Reina de Baeza.
Y la locura se volvió a desatar cuando la Virgen del Alcázar llegó a la calle Santa Ana del Ejido, cantos de siempre se elevaban al cielo, mientras que la Virgen se paraba en las casas de los enfermos, en las manos fervorosas que le ofrecían flores y que le hacían lluvia de flores desde sus balcones.
Rumores de campanitas y chiquillerío, anunciaban que la Virgen estaba ya en la casa del Niño. Allí, la corporación del Domingo de Resurrección, levantó un bello altar con la imagen del Niño Jesús, el cual hoy no correteaba por las calles del barrio, sino que con sus mejores galas, aguardaba como el más ilustre de los vecinos el paso de su Madre del Alcázar. Vivas, aplausos, flores y la oración de su Hermana Mayor, Dª. Francisca García Checa, quien no pudo terminar la misma debido a la emoción de tener frente a frente a la Reina de La Loma.
Los cantos de siempre a la Virgen, se alternaron con las campanitas de los niños, llenando de alegría estos últimos metros de un traslado que jamás olivaran los vecinos de este barrio y especialmente los baezanos, los cuales presenciaron una auténtica lección de amor y devoción a la Labradora Gentil.
Las campanas del Real Monasterio no sonaban en esa noche como siempre, su sonido era distinto, era más de júbilo, pues era una noche especial para las hermanas clarisas de San Antonio de Padua, quienes desde las ventanas que dan a la calle, presenciaban como la Virgen venía hacía su casa. Allí, una representación de las Terciarias Franciscanas y las Cofradías de la Buena Muerte, Tres Marías y Virgen de la Cabeza daban la bienvenida la Virgen en las puertas del templo.
Los hermanos de la Virgen de la Cabeza y el Niño Jesús, serían los encargados de portar a la Santísima Virgen al entrar en el templo franciscano. Allí, en el coro alto, exultantes de alegría esperaban a la Reina de Baeza la comunidad de clarisas franciscanas al completo.
Sor Elena, Abadesa del Real Monasterio, dirigió unas palabras de bienvenida a la Santísima Virgen, recibiéndola con el saludo y plegaria de San Francisco de Asís a la Santísima Virgen. Tras estas palabras, entonaron el canto del “Salve Madre”, al cual se unieron todos los fieles.
Santa María del Alcázar, quedó entronizada en un elegante altar levantado por las Cofradías de la Buena Muerte, Tres Marías y Virgen de la Cabeza, donde recibiría durante las últimas horas de la noche y primeras horas de la madrugada, el rezo de las monjas de San Antonio