La ciudad de Baeza se prepara para una serie de actos conmemorativos en honor al IV centenario del fallecimiento de San Miguel de los Santos. El Ayuntamiento de la ciudad patrimonio, en colaboración con las Cofradías del Rescate y de las Ánimas, ha organizado una extensa programación para conmemorar el cuarto centenario del fallecimiento de San Miguel de los Santos, que incluyen la bendición de una capilla, una peregrinación y la inauguración de una plazuela dedicada al santo.
El concejal de Anejos de Baeza, Bartolomé Cruz, junto a representantes de la Cofradía de las Ánimas, fueron los encargados de presentar los actos conmemorativos. Cruz destacó la importancia de la figura de San Miguel de los Santos en la historia de la ciudad, al haber residido en ella a principios del siglo XVII y participando, entre otras cuestiones, en la fundación del Convento de los Trinitarios.
Los actos comenzarán el 20 de septiembre a las 18:30 horas en la Catedral de Baeza, donde se bendecirá una capilla en honor a San Miguel de los Santos. La ceremonia estará presidida por el Obispo de la Diócesis, Don Sebastián Chico Martínez.
El Ayuntamiento ha colaborado en este homenaje con la creación de una estatua del santo, una placa conmemorativa para la capilla y otra para una nueva plazuela que se dedicará al santo en el santuario de la Yedra.
El evento central será la peregrinación que se celebrará el 21 de septiembre a partir de las 9:00 horas. La marcha, organizada por las Cofradías del Rescate y de las Ánimas, partirá desde el Convento de los Descalzos hasta el santuario de la Yedra. Cristóbal López Martínez, vicehermano mayor de la Cofradía de las Ánimas, explicó el origen de este acto.
«Esto surgió hace ocho años. Este es el octavo año que hacemos la peregrinación, y surgió a raíz de la lectura del libro que los trinitarios tienen editado de la vida de San Miguel de los Santos,» comentó López Martínez. El acto conmemora una rogativa que, según la tradición, el santo realizó en el siglo XVII para pedir por la lluvia en un periodo de gran sequía, y que culminó con un milagro.
La peregrinación incluirá paradas en San Andrés y la Virgen de la Salud, donde se ofrecerá un desayuno a las personas participantes, para después continuar hasta el santuario de la Yedra. La misa que se celebrará posteriormente será presidida por el Ministro Provincial de la Orden de los Trinitarios, el Reverendo Fray Pedro Aliaga Asensio.
Al finalizar la peregrinación, se descubrirá la placa en la plazuela dedicada al santo, seguida de una comida de hermandad en la sede de la Cofradía de las Ánimas.
El Ayuntamiento de Baeza ha sido una pieza clave en la organización del aniversario. Bartolomé Cruz aprovechó para invitar a «todos los que me estén escuchando a que participen en la bendición de esa capilla en la Catedral el día 20 y que participen también en la peregrinación».
En este marco, Cristóbal López Martínez agradeció el apoyo del concejal y el consistorio. «Si no fuera por él, muchas de estas cosas que vamos a hacer no hubieran llegado a hacerse. Sobre todo lo de la Catedral».
Además, López Martínez anunció que ya se está trabajando para que el camino de la peregrinación sea señalizado de forma permanente. «Se va a conseguir que el camino se señale para que cualquier persona que quiera hacer el camino que recorrió San Miguel de los Santos, lo pueda hacer sin que sea el día de la peregrinación», concluyó.
Historia y vínculo con Baeza
San Miguel de los Santos (nacido en Vic en 1591, fallecido en 1625) vivió en Baeza a comienzos del siglo XVII. Durante su estancia participó en la Fundación del Convento de los Trinitarios en los Descalzos, vivió en la calle Platería, y más tarde en lo que hoy se conoce como el patio de empresas en la calle Cipriano Alhambra.
También se destaca su devoción por la Virgen del Alcázar y por el Cristo de la Yedra, así como las rogativas que realizaba para pedir lluvia, que ya en vida le hicieron ser visto «prácticamente como santo».
Miguel de los Santos, fue un religioso de la Orden de la Santísima Trinidad, que destacó especialmente por su vida espiritual y experiencias místicas. Fue canonizado por el papa Pío IX el 8 de junio de 1862.
