El municipio de Begíjar acogió el pasado viernes la VII edición del Orgullo LGTBIQ+, un evento celebrado en la Plaza de la Diversidad que puso de manifiesto el compromiso de la localidad con la visibilidad y los derechos del colectivo. La cita central de la jornada fue el reconocimiento a Fran Mendoza Bedmar, nombrado pregonero del año 2025, quien compartió su emotiva experiencia personal en un discurso que resonó entre las personas asistentes.
Antonia Marín, concejala de igualdad y diversidad de Begíjar, dio la bienvenida a una plaza repleta, destacando el 20 aniversario de la aprobación del matrimonio igualitario en España como un hito crucial en la búsqueda de la igualdad. La jornada continuó con la lectura del manifiesto de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) a cargo del concejal Miguel Melgar, quien subrayó el papel fundamental de los gobiernos locales en la creación de entornos seguros y respetuosos para toda la ciudadanía.
Por su parte, el alcalde Diego Soriano expresó su orgullo por la consolidación del evento en el municipio y enfatizó la importancia de seguir luchando por la igualdad, especialmente en el ámbito rural.

Fran Mendoza, pregonero del Orgullo 2025, inició su intervención con un mensaje de gratitud y una profunda reflexión personal: «Hoy nos reunimos aquí en este espacio que es mucho más que una celebración, es un acto de libertad, un acto que es un recordatorio de la importancia de ser quien somos, sin miedo y sin reservas». Mendoza compartió su experiencia con el acoso homofóbico en la infancia: «Sí, señoras y señores, sufrí bullying de pequeño, sufrí el rechazo, la burla, los insultos.» Así, destacó el impacto duradero de estas agresiones: «Cuando hablamos de la infancia, hablamos de los cimientos de una vida. Y es en este momento tan frágil, tan fundamental, donde las agresiones por homofobia pueden dejar una profunda herida que arrastra durante años y, en muchos casos, toda la vida una persona».
«El bullying por homofobia no es solo una violencia dañina, sino que también es una enseñanza equivocada. Enseña que el odio es aceptable, que la exclusión está bien, que la diferencia debe ser rechazada y esto no solo afecta a las víctimas directas, sino también a quienes son testigos de estas situaciones. Crea un ambiente donde el respeto y la empatía quedan relegados a un segundo plano, mientras que el miedo y el rechazo se convierten en protagonistas. Por eso, es fundamentar la educación de los jóvenes y de los niños en el respeto, la empatía y la inclusión. Enseñarles que la diversidad no es algo a temer, sino algo que nos hace más ricos, más humanos», sentenció Mendoza.
El pregonero hizo un llamamiento a la responsabilidad colectiva: «No es solo responsabilidad de las víctimas, ni siquiera de los agresores, sino de todos nosotros como sociedad. Es nuestra responsabilidad crear un entorno seguro y libre de odio.» Mendoza también abordó el concepto del «sexilio», refiriéndose a la necesidad de algunas personas LGTBIQ+ de abandonar sus pueblos de origen para encontrar aceptación. Finalmente, compartió su vivencia de ser una persona gay y cristiana, rompiendo con estereotipos: «Ser gay y ser cristiano es una realidad posible. Es una vivencia de amor, fe y autenticidad. Dios nos ama por quienes somos, no por lo que el mundo espera de nosotros». Su pregón culminó con un mensaje de amor y aceptación, agradeciendo a su pareja, Alejandro, y reafirmando la importancia de ser quien uno es. «Finalmente he aprendido que esconder mi identidad no me hace más fuerte, sino más débil. He aprendido que la verdadera fuerza está en aceptarme a mí mismo, en vivir sin miedo a ser lo que soy y vivir siendo quien soy.»
El acto culminó con la charla a cargo de la psicóloga Natalia Collado Ramírez, titulada «Detrás de una sonrisa», con un enfoque reivindicativo y educativo, y la actuación del Mago Torres, quien presentó su espectáculo «Valores a través de la magia».