Un año más, la ciudad de Úbeda ha celebrado el Día Internacional de la Mujer con un acto conmemorativo, impulsado por el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Úbeda, que ha reunido a representantes institucionales, colectivos feministas, asociaciones y ciudadanía. La jornada ha estado marcada por la lectura de un manifiesto que ha recordado los logros alcanzados y la necesidad de seguir avanzando en la erradicación de la discriminación hacia las mujeres y una marcha que ha comenzado en el Hospital de Santiago y ha recorrido las calles de la ciudad hasta el palacio Vázquez de Molina.
De nuevo, el evento ha reivindicado el derecho de las mujeres a una igualdad real y efectiva en todos los ámbitos de la sociedad. En la lectura del manifiesto, se ha destacado que, a pesar de los avances conseguidos, aún persisten desigualdades que afectan a millones de mujeres en todo el mundo. Asimismo, se ha hecho hincapié en la importancia de no dar ni un paso atrás en la defensa de los derechos adquiridos. «Vemos cómo países que han sido abanderados de los derechos civiles hoy reclaman una vuelta al pasado, retoman la política más dura del patriarcado y enarbolan la bandera de la imposición a los demás».
Durante el acto, se ha rendido homenaje a todas aquellas mujeres que, a lo largo de la historia, han luchado con valentía por la igualdad, muchas veces a costa de sus propias vidas y de su posición social.
Asimismo, en el manifiesto también se ha subrayado que la lucha por la igualdad de género es esencial para la construcción de una sociedad justa, en la que la libertad, la justicia y la paz sean una realidad tangible para todas las personas. «No existe otro camino para la paz y la libertad que la igualdad», ha sido una de las frases más destacadas del discurso.
El acto ha concluido con un llamamiento a la acción, instando a la ciudadanía a seguir denunciando cualquier ataque contra los derechos de las mujeres y apoyando a quienes sufren situaciones de desigualdad y violencia. «No hay miedo, hay fuerza y esperanza».
Manifiesto íntegro:
Otro año más, juntos y juntas. Otro año más reunidos y reunidas con el mismo motivo: reivindicar la igualdad de género y reclamar los derechos de las mujeres.
Somos muchas, más de la mitad de la población, y aún hoy sufrimos discriminación en todos los ámbitos. Además, somos conscientes de que todo lo que hemos logrado, y es mucho, lo podemos perder en un instante. Vemos cómo países que han sido abanderados de los derechos civiles hoy reclaman una vuelta al pasado, retoman las políticas más duras del patriarcado y enarbolan la bandera de la imposición a los demás.
Ya veis, en un momento, todo perdido.
La vuelta al pasado es posible, la vuelta a los peores momentos de la humanidad, la vuelta a aquellos días en los que éramos ciudadanas de segunda, o ni siquiera eso.
Recordamos a todas las mujeres que antes que nosotras lucharon con valor, a costa de sus propias vidas y de su consideración social, para que el futuro de las mujeres fuera mejor, para alcanzar una igualdad justa y plena. No podemos dejarlas abandonadas. Su lucha y su sufrimiento no pueden quedarse en el olvido. No podemos desperdiciar su gran historia. No podemos dejar que su dolor haya sido en vano.
Más fuerte que nunca, frente a la oscuridad, frente a la mentira, frente a quienes quisieron devolver a las cavernas, gritaremos que no estamos dispuestas a ceder ni un solo de nuestros derechos.
No solo eso, reclamamos todos y cada uno de los derechos. Como se nos dice en el preámbulo de la Declaración de los Derechos Humanos, la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen como base el reconocimiento de la dignidad intrínseca de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana.
Esto es el día 8 de marzo, un día para recapacitar sobre en el valor de las personas, sobre el valor de la paz, que solo puede construirse sobre la igualdad y el respeto mutuo. No existe otro camino para la paz y la libertad que no sea la igualdad. No existe nada de eso sin contar con nosotras, con nuestras capacidades y aportaciones, con nuestra consideraciones como seres humanos plenos. Sin ello, nunca habrá una sociedad justa.
Para no retroceder ni un solo paso, para no volver atrás, para seguir avanzando, seguiremos luchando por la igualdad de género. Allá donde se quiebre, denunciaremos el ataque, atenderemos a las víctimas, las apoyaremos y seguiremos avanzando. Que lo sepan: no hay miedo, hay fuerza y hay esperanza.