Los Premios este año han sido para el Bar el Riñón, Jesús Talavera y José Luis Avilés, Asociación Contra el Cáncer de Torreperogil y Francisco Ruzafa Villar
La entrega de los Premios Dinámico y Cultural que celebra el municipio de Torreperogil tuvo lugar este pasado viernes, día 6 de diciembre, en el Centro Cultural Alfonso Fernández Torres, que se vistió de gala para acoger este evento presentado por la reconocida periodista Ana Rufián y vivir una velada llena de emociones y reconocimientos al talento y el esfuerzo de los premiados y premiadas.
El Premio Dinámico y Cultural al Desarrollo Empresarial ha sido, este 2024, para Bar El Riñón, un establecimiento que desde 1968 ha sido un símbolo de esfuerzo, resiliencia y amor por Torreperogil. Fue en 1968 cuando Fernando, el padre de Fernando y José, tras una operación de riñón que cambió su vida, dio nombre y vida a este proyecto. Desde el primer día, el bar contó con el respaldo del pueblo. Los clientes, con cariño, comenzaron a llamarlo «El Riñón», un nombre que hoy sigue evocando afecto y gratitud. Por entonces, los hijos de la familia, siendo apenas unos niños, ya ayudaban en lo que podían, mientras aprendían el valor del trabajo y la importancia de la unidad familiar. En 1970, la familia trasladó el bar al Paseo del Prado, un lugar que permitió ampliar su clientela y consolidar su éxito. La cocina, liderada por María, la madre de la familia, se ganó la fama con sus deliciosas tapas, convirtiéndose en un sello distintivo para generaciones de clientes. En 1975, el Bar El Riñón se mudó a su ubicación actual y, a día de hoy, sigue en manos de la familia, gestionado por la tercera generación, José, Julia, Diego y Fernando, quienes mantienen intacta la esencia que siempre ha caracterizado a El Riñón.
El Premio Dinámico y Cultural al Mérito Deportivo es para Jesús Talavera y José Luis Avilés, jugadores del San Isidro Rugby Club que hizo historia al lograr su ascenso a la Segunda División Nacional. Un logro que va más allá del deporte, ya que representa el esfuerzo, la dedicación y el sacrificio de todos los que forman parte de este gran club. Entre todos estos jugadores, y ambos capitanes del equipo madrileño, hay dos torreños que han dejado su huella en esta gesta: Jesús Talavera y Jose Luis Avilés. Ambos son una muestra de que el rugby no solo se juega en el campo, sino que se vive intensamente en cada entrenamiento y partido, convirtiéndose, como ellos mismos explican, en una lección diaria de valores y una escuela de convivencia.
El Premio Dinámico y Cultural al Fomento Asociativo ha sido este año para la Asociación Contra el Cáncer de Torreperogil, un colectivo con más de 30 años de historia que ha dejado una huella imborrable la localidad. Fue fundada a principios de los años 90 por un grupo de amigos comprometidos con la lucha contra el cáncer, como Manolo Osorio, Jaime Palacín y Paqui Carrión, y, desde sus primeros años, colaboraron estrechamente con la Asociación de Úbeda organizando actividades en ambas localidades. Fue Paqui Carrión quien tomó las riendas en Torreperogil, liderando iniciativas como la tradicional postulación del 8 de septiembre. A finales de 2018, un grupo de mujeres unidas por su experiencia personal con esta enfermedad se sumaron al proyecto y en 2019 lanzaron la primera edición de la ya emblemática Marcha del 19 de Octubre, con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama. Así empezó una nueva etapa repleta de actividades que incluye teatros, conciertos, charlas, venta de lotería y, por supuesto, la marcha anual que se ha convertido en una cita imprescindible. Desde entonces, el compromiso, la solidaridad y la unión han sido el motor de esta asociación, que continúa trabajando con ilusión para contribuir a la prevención, investigación y tratamiento del cáncer.
El Premio Dinámico y Cultural al Fomento a la Cultura ha sido para Francisco Ruzafa Villar, un referente local en el ámbito musical cuya trayectoria ha dejado una huella imborrable en la vida cultural de Torreperogil como amante de la música clásica y popular, especialmente de la coral. Ruzafa comenzó su viaje musical a los siete años, de la mano de su abuelo materno que le inculcó el gusto por las zarzuelas y los pasodobles. Con el tiempo, aprendió solfeo y a tocar instrumentos como la flauta de «seis llaves» y la bandurria. Sus estudios musicales formales comenzaron con el método Eslava, bajo la tutela de D. Justo Jiménez, director de la banda municipal, donde desarrolló sus habilidades como músico. Pero su verdadera vocación encontraría su camino, en 1984, cuando Francisco Ruzafa fundó la Coral Flor de Olivo, un grupo que ha estado activo durante casi cuatro décadas y que se convirtió en su principal proyecto cultural, donde pudo no solo interpretar, sino también componer música y compartir con otros su amor por este arte, promoviendo la música coral como una forma de expresión artística y como un medio para unir a la comunidad.