El Hospital de Santiago de Úbeda acogió este 25 de noviembre un acto institucional por el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, centrado en la defensa de la dignidad humana y la denuncia de las violencias machistas que siguen afectando a mujeres y menores. La concejala de Igualdad, Francisca Isabel Millán, encabezó la lectura de un manifiesto y llamó a la unidad de la ciudadanía frente a una violencia que continúa siendo una grave vulneración de derechos humanos.
El acto se celebró en el Hospital de Santiago de Úbeda, con la participación de centros educativos, asociaciones, fundaciones y ciudadanía, en el marco del 25N, fecha reconocida por Naciones Unidas para visibilizar y combatir la violencia contra las mujeres en todo el mundo. La jornada se enmarca en las acciones impulsadas por el consistorio ubetense para reforzar la sensibilización y la respuesta frente a todas las formas de violencia de género.
Francisca Isabel Millán abrió la lectura subrayando que «todas las personas somos seres humanos, pertenecemos a una misma especie y compartimos una misma esencia», y defendió que la dignidad humana debe situarse en el centro del mensaje del 25 de noviembre. Millán insistió en que el apoyo mutuo y el respeto son la base de una convivencia igualitaria. «Cada persona cuenta, cada persona tiene valor. Eso es la dignidad humana. Reconocernos iguales, tratarnos como iguales, comprender que sin respeto hacia las demás personas no somos nada, ni lo seremos».
Manifiesto íntegro:
Si hay algo que podemos afirmar de quien estamos aquí, es que todos y todas somos seres humanos. Pertenecemos a una misma especie, compartimos inteligencia, conciencia, la capacidad de hablar y de pensar, y sobre todo compartimos una misma esencia.
Hoy, al reunirnos, no somos solo individuos aislados, somos el resultado de miles de años de historia. En cada uno y cada una de nosotros, late la memoria de la humanidad entera, una historia tejida gracias a dos elementos que no han permitido llegar hasta aquí, la inteligencia y la vida en sociedad.
Porque si algo nos ha salvado siempre ha sido el apoyo mutuo, cuidarnos, ayudarnos, sumar pensamientos y unir fuerza. La humanidad no habría sobrevivido sin esa red invisible que nos sostiene a todos y a todas. Por eso, cada persona cuenta, cada persona tiene valor. Eso es la dignidad humana. Reconocernos iguales, tratarnos como iguales, comprender que sin respeto hacia los demás no somos nada, ni lo seremos.
Hoy, 25 de noviembre, he querido comenzar así porque la dignidad humana debe ser el centro de este manifiesto. En este día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, no basta con recordar que esta violencia es una realidad devastadora. Este año, 39 mujeres han sido asesinadas por hombres. Y junto a ellas, 3 menores.
Mira de mujeres que viven en silencio el miedo, el control, el daño psicológico, el maltrato económico, la violencia física, sexual, digital. No ha existido jamás una forma de violencia que haya hecho avanzar a una sociedad. Ninguna violencia ha traído progreso, ni felicidad, ni futuro. Y la violencia de género tampoco. Porque una mujer sometida a violencia es una mujer a la que se le arrebatan derechos, libertades y sueños. Es una mujer que vive limitada, condicionada, herida en lo más profundo de su ser. Y eso es, sin duda, un ataque directo a la dignidad humana. Sin embargo, esta violencia persiste. Y aún más preocupante, en los últimos dos años han aumentado en todas sus formas.
Sólo recuperando el verdadero significado de la dignidad, el valor que toda persona tiene simplemente por ser, podremos cambiar esta realidad. Todos y todas estamos conectados, formamos parte de algo mayor, la humanidad. Y esa humanidad solo se mantiene viva cuando nos respetamos. La violencia de género rompe ese vínculo, niega a las mujeres su cualidad de ser humanos plenos, la expulsa de su dignidad. Y al hacerlo nos convierte a todo y a todas las mujeres en destructores de nuestra propia especie. Cada acto de violencia contra una mujer no daña solo a esa mujer, daña a toda la sociedad, nos hiere como humanidad.
Ya en el siglo XV John Donne lo expresó de una manera que sigue estremeciéndome hoy. Ningún ser humano es una isla. La muerte de cualquier ser humano me disminuye, porque soy parte de la humanidad. Así que nunca preguntes por quién doblan las campanas, doblan por ti.
Hoy, aquí, ante nuestros centros educativos, asociaciones, fundaciones, ciudadanía unida, quiero invitaros a algo profundo. Volvamos al principio de humanidad. Reconozcamos en el otro y en la otra un semejante. Pongamos en el centro de nuestra vida la dignidad humana.
El respeto nos salvará. Solo la comunidad nos hará más fuertes. Digámoslo alto, sin miedo y con absoluta convención. No a la violencia hacia las mujeres, no a la denigración de las mujeres como ser humanos. Hoy levantamos la voz, pero mañana debemos levantar la conciencia.
Hoy damos un paso, pero mañana debemos seguir caminando juntos y juntas. Porque cada gesto cuenta, cada palabra construye y cada persona suma. Y por eso, en nombre de esta ciudad, que cree en la igualdad, que defiende la libertad y que protege la vida, afirmamos. Úbeda es y será siempre un lugar donde la dignidad humana no se negocia. Un lugar donde las mujeres viven seguras. Un lugar donde la igualdad es un compromiso diario. Que este 25 de noviembre no sea solo una fecha, que sea un recordatorio, un desafío y una promesa. Una promesa clara, sencilla y firme. Respeto, igualdad y vida. Ni una menos, nunca más.
Participación de la comunidad educativa
Tras la lectura del manifiesto institucional, los centros educativos de la ciudad tomaron la palabra para compartir manifiestos propios, poemas y análisis de obras de arte relacionados con el 25N, en una actividad orientada a la sensibilización y a la educación en igualdad desde edades tempranas.
